Aprendimos a hacer la dinámica escolar de una manera diferente, la virtualidad la enfrentamos con paciencia, creatividad y actitud.
Aprendimos a estar cerca a pesar de la distancia.
Aprendimos que la consecuencia del trabajo y la responsabilidad, se refleja con el tiempo en cada asignatura acreditada, cada tarea hecha, cada evaluación satisfactoria.
Nos dimos cuenta de que somos vulnerables, cuando falla la tecnología, el dispositivo, las plataformas; pero el diálogo abierto, honesto y asertivo, son un mecanismo de solución.
El hecho de estar juntos, en comunidad es una oportunidad de ver el presente con esperanza.
La esperanza es sembrar y estar ahí para ver el fruto; es depositar nuestro talento, moldearlo y convertirlo en una obra de arte, convertirse en una pieza única en manos de un artesano.
La esperanza es vivir intensamente el presente y soñar en el futuro.
La esperanza es decir “sí” a iniciar cada semestre y atreverte a verte en la foto de graduación.
La esperanza es desarrollar al máximo nuestros talentos, a través de compartirlos y ponerlos al servicio de la justicia y la paz.
La esperanza es descubrir los significados comunes para permanecer en la Preparatoria Regional y abonar con mi aporte personal, a la formación de hombres y mujeres plenos, felices, trascendentes en el compromiso social.
La consecuencia de comprometerte por “ser una gran persona, más preparada y profesional, adquirir madurez y crecimiento a través de poner tus talentos particulares al servicio del otro, es sin duda, abonar a que la Preparatoria Regional sea la mejor preparatoria de la región… porque más allá de la infraestructura, los indicadores y el espíritu competitivo, somos una comunidad de personas convencidas de “hacer lo ordinario, extraordinariamente bien” con una perspectiva de trabajo colaborativo, calidad y calidez, conscientes de que todos y cada uno de los que formamos esta comunidad, poseemos esa dignidad humana, con rostro, nombre, apellido y un contexto particular, que hoy por hoy, coincidimos en este pequeño fragmento de sociedad.
Para lograrlo es indispensable darle sentido a nuestro presente con la lente de la esperanza.